Carisson Pierre: "Algunas personas no entienden que viven en una comunidad ecológica"
La cálida sonrisa que nos entrega al saludar y el vehículo celeste oscuro, son dos elementos que uno siempre vincula a Carisson Pierre (35 años), el trabajador haitiano, que desde el año 2017 labora en la Comunidad Ecológica de Peñalolén. Su presente en Chile está marcado por experiencias de adaptación, oportunidades, desafíos, solidaridad y sueños, y por su más reciente logro, haber conseguido en los últimos meses su título profesional de Ingeniero en Mecánica Automotriz y Autotrónica, en el Instituto Profesional de Chile.
Llegó a nuestro país hace ocho años, y directamente a Peñalolén, gracias a su ‘compadre’, quien le compró el pasaje. “Él trabajaba en esta comuna, y me trajo aquí a Peñalolén y es la única comuna en que he vivido desde que estoy en Chile”. Reconoce que no sabe cómo es la convivencia en otras comunas, pero “Peñalolén para mí es como mi barrio… aquí conozco todos los rincones, todas las calles. No sé si algún día voy a tener que vivir en otra comuna, pero hasta el momento me siento feliz y bien”.
Añade que ve a Peñalolén como una comuna que todavía se está construyendo, que tiene muy pocas viviendas, pero que le gusta mucho. “En la zona donde vivo, Peña Alto, es más cerca del campo, como la Comunidad. Además, mi familia es del campo, mi mamá, mi papá trabajaban en el campo, entonces me gusta la naturaleza y me siento cómodo, es como estar en mi casa”, indica Pierre.
En su natal Haití, Pierre vivió en Gonaïves (Gonayiv), “y después me fui a Puerto Príncipe a una universidad, pasé como diez años allá… y estudié cinco años. Después trabajaba y ahí decidí tener otras experiencias y decidí vivir aquí en Chile, porque en esa época no era tan difícil venir, comprar tu pasaje y listo. Porque Chile tenía un convenio con Haití, y se podía viajar sin visa. Ahora eso cambió”, explica.
Ese viaje Carisson lo realizó solo, “y después llega mi señora. Arribo en enero de 2017 y mi esposa llega en julio, pero aún no era mi señora, porque -sonrisa coqueta-, nos casamos aquí en Chile, en noviembre del mismo año”. Y ya estando en Chile, nacen sus dos hijos.
¿Por qué emigras a nuestro país?
Decidí venir a Chile porque, primero que nada, creo que en ningún país del mundo una persona tiene que conformarse con su país. Entonces después de terminar mis estudios y trabajar en mi país, decidí partir. Al llegar acá trabajé unos diez meses en una carnicería, pero no me gustó. En cambio, en la Comunidad, me gustan los vecinos, las directivas, y ya he pasado por varias. Esta es la cuarta directiva. Con cada directiva que asume conversamos, y siempre hay cosas pendientes para conversar, pero lo más importante es que me siento bien aquí en Chile, junto a mi familia. Chile es un segundo país para mí.
De estos años de vivir en nuestro territorio, Carisson destaca la comunicación, “todos los problemas, todas las dificultades, lo resuelven con el diálogo, con comunicarse, y estoy en un trabajo donde todo se conversa, por ejemplo, cuando tengo que hacer mis cosas personales, yo converso y vemos cómo recuperamos las horas, así que estoy satisfecho y para mí la adaptación no ha sido tan complicada”.
Aunque reconoce que lo más complicado ha sido lo climático, “porque Haití es caluroso, tiene un clima más o menos estable. Aquí en Chile te puedes levantar con menos cinco grados y luego estamos con veinticuatro grados. Es un clima desordenado, por eso de repente estoy resfriado, porque no puedo acostumbrarme a ponerme cinco chaquetas y después ir sacándolas una por una”. Agrega que la gastronomía también es muy distinta a la de su país. “Cuando voy a un asado, es difícil comer carne de vacuno porque es muy dura. Nosotros la carne de vacuno la cocinamos de otra forma para que sea más blanda”.
En la Comunidad
Carisson narra que para su llegada a la Comunidad Ecológica fue clave su vínculo con la Corporación Yunus y con un curso de castellano que tomó en la Municipalidad de Peñalolén. Señala que su trabajo en la carnicería no le gustó, el horario era muy extenso y él quería seguir estudiando. “Para mí era importante tener un trabajo fijo, estable y donde sea respetado. Y una persona de Yunus se puso a buscar y vio que aquí en la Comunidad necesitaban una persona, me dio la dirección y vine a una entrevista. Ahí estaba Mena (María Elena Anguita), le conté y aquí estoy desde el quince de diciembre de 2017 hasta hoy”, señala.
¿Cómo ha sido trabajar en la Comunidad?
Desde que llegué a esta pega ha sido un éxito, en todo sentido. Me acuerdo de la entrevista que tuve, justo estaba Gabriel Valdés, como presidente en esa época. A él y a la señora Anguita que era administradora también en esa época, les dije que me gustaría cambiar de pega porque necesitaba una más satisfactoria, más estable, y ellos me contrataron. Y ahí estamos hasta hoy en día. Solo puedo decir que es un éxito trabajar acá.
¿Qué es lo que más te gusta de la comunidad y lo que menos te gusta?
Lo que más me gusta aquí es la unidad que tienen entre los vecinos, entre ellos y con los trabajadores, la que tienen entre la directiva y los trabajadores y generalmente entre todos. La unidad es lo que me gusta más y uno apoya al otro. Por ejemplo, cuando hay dieciocho, cada vecino que te ve te dice: ‘Carisson te deseamos feliz dieciocho’. Como si fuera chileno me entiendes -larga una carcajada–. Así que, me gusta la unidad, estar trabajando siempre con una sonrisa, porque todos los vecinos que pasan te saludan, así que para mí la unidad, la buena onda que tienen entre todos, eso me gusta mucho aquí.
Pero lo que menos me gusta es la dificultad que tienen algunas personas para entender que somos una comunidad ecológica. Tenemos que tratar de hacer las cosas bien, tenemos que saber cuáles son basura y cuáles no, y cuáles son reciclajes y cuáles no. Tenemos que aprender a hacer compost, tenemos muchos árboles y siempre hay hojas, entonces las hojas no son basura. La gente debe entender que no debería ponerlas como basura, llenando los tarros con puras hojas. Porque la gente todavía no puede entender que en una comunidad ecológica hay una forma de vida que es distinta a las personas que viven en la población o en los departamentos. No es lo mismo. A eso todavía, no puedo adaptarme. A ese tipo de comportamiento.
¿Qué desafíos enfrentas a diario en tu labor y cómo crees que nos podemos involucrar las vecinas y vecinos?
Me gustaría tener un día de trabajo más tranquilo pero cada vez que paso por un punto de basura donde están los basuriles y veo un colchón, me afecta mi día feliz. O cuando veo un refrigerador. Hay gente que bota en la basura una silla porque está mala. Cómo puedo entender que una persona tiene tal coraje, tanta fuerza o tanta energía para hacer tonterías. Entonces mi gran desafío aquí, es que todos los vecinos deben entender que tenemos que cuidar nuestro barrio. Nadie quiere que al frente de su casa esté ‘cochinazo’, entonces por eso, si quiero cuidar mi casa, tengo que cuidar mi barrio. Ese es mi gran desafío antes de irme de esta pega, que los vecinos entiendan que los basuriles es espacio para la basura; que el punto de reciclaje, es para el reciclaje. Falta conciencia, y por eso debo abordar labores que no me dejan hacer más cosas que tienen que ver con las bellezas del lugar. Me gustaría dedicarle menos tiempo a ocuparme de la basura, más tiempo de ocuparme de la naturaleza, de los árboles. Me preocupan las cosas que tienen que ver con la naturaleza, pero lamentablemente ahora, mi desafío es tratar de cuidar la parte más cochina, donde los vecinos no mantienen. Ese es mi gran desafío.
Otro desafío importante es que la gente cuide a sus perros. La gente que tiene perros debe saber que ellos no siempre pueden estar en las calles, porque mucha gente, deja a los perros correr en la calle y ellos hacen lo que quieren. Paso el día completo recogiendo cacas de los perros de la calle, porque todos los caminos están sucios, están llenos de las cacas de los perros y digo: ‘No se puede quedar así. Tengo que dejar todo lo que tengo que hacer, que puede ser más útil para la comunidad ecológica, para recoger cacas de los perros’.
Carisson agrega: “imagínate el tiempo perdido por día en cosas que podemos evitar. Por eso, por ejemplo, los lunes, los miércoles, los viernes, me dedico solamente a mantener limpia la comunidad ecológica, y tengo dos días solamente para ver el tema de la naturaleza, jueves y martes. Hemos hecho campañas, hicimos memes en los caminos, pusimos toda la basura en medio de la calle, la gente empezó a entender y después de un mes la gente se olvidó de todo, y volvieron a hacer lo mismo. Creo que es una práctica que deberíamos seguir haciendo hasta que la gente tenga en la cabeza que debe entender que la comunidad ecológica es nuestra casa y nadie va a venir a cuidarla para nosotros, nosotros en sí mismos tenemos que cuidarla, que sea lo más bonito posible, diariamente”.
Solidaridad
Además de su preocupación por el bienestar de la Comunidad, Carisson se ha involucrado en acciones sociales, por ejemplo, el 2024 hizo una campaña de donación de útiles escolares a una escuela de Haití.
Explica que no se trata de una organización legal, sino de una organización voluntaria. “Sé de muchos niños que lo están pasando mal y tengo un amigo haitiano, que es pastor de una iglesia y director de un colegio, y me dijo, ‘Carisson, hay niños que llegan al colegio y vienen así no más, no tienen ni un lápiz, no tienen ni un cuaderno. Además, muchos de ellos no tienen a sus padres’. A partir de eso ambos tomamos la responsabilidad de ayudar a esos niños todos los años. Y el año pasado, tenía el proyecto de comprar mi propia casa y me complicaba el tema de las lucas, porque tenía que dar un pie y no podía sacar ni un peso de mi cuenta. Le dije a mi señora, no sé qué voy hacer para responder porque a mí no me gusta comprometerme y después echar pie atrás. Entonces me acordé que todos los dieciocho hay muchos vecinos que me hacen gestos, la junta de vecinos también me da el dieciochero, y me dije: ‘voy a juntar toda esa plata y voy a enviarla a mi país y mucha gente de repente me pasa plata en efectivo y les digo, sabes qué, tengo un proyecto con ese dinero, usted puede transferirme mejor, para que pueda tener control de todo ese dinero, y los vecinos me transfieren. En total conté que me faltaban veinte mil pesos para llegar a las quinientas lucas y le dije a mi señora, ya, yo pongo las veinte lucas para llegar a la meta. Esas quinientas lucas las mandé y el pastor con su señora, fueron a la feria y compraron mochilas, cuadernos, lápices, útiles escolares. Y distribuyeron a los niños. Y ellos grabaron un video donde agradecían a las personas que ayudaron.
Junto a esta iniciativa, Carisson también es parte de una organización de carácter internacional que busca apoyar a una zona específica de Haití para construir el barrio. “Se llama Fanmi Yéyé, es de una familia que se llama Yéyé, y toda esa zona viene de la misma familia. Hace unos años decidimos hacer una asociación que en Francia es legal. Ellos van a enviarnos esos documentos aquí en Chile, para que sea legal también. La motivación es juntar dinero mensualmente, y con esa plata podemos ayudar, ya que en esa zona no hay agua. Los caminos están malos, podemos juntar plata, contratar una empresa privada para hacerle el camino, eso es el proyecto de ese grupo”, explica.
¿Qué sientes sobre lo que está pasando en Haití?
Es complicado. Lo más difícil de todo, es para una persona como yo, que le gustaría ir a pasar sus vacaciones con mis hijos que nacieron acá en Chile, y que ellos conocieran el país de donde salieron su mamá, su papá, pero lamentablemente con la inseguridad que tenemos… Me complica, hasta los aviones tienen dificultad para ir por allá, pero igual tenemos esperanzas que un día van a cambiar todo, porque me acuerdo hace años atrás, Chile también era complicado, era un momento, no me acuerdo si era Pinochet u otro gobierno, que muchos chilenos vivían afuera, en el exilio, y después ellos vienen de vuelta a su país para seguir viviendo. Por eso, todavía tengo fe y esperanza que un día van a cambiar todo y mis hijos van a conocer su segundo país, así que, tengo fe.
Entrevista y fotografía por Ronny Acevedo
Comentarios
Publicar un comentario